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La cara oculta de los mundiales de fútbol

Cada 4 años el mundo del fútbol vive su fiesta más grande: El mundial de fútbol. El ambiente y las personas cambian, pero ¿qué tanto cambian las ciudades, o los países?

Tal vez nunca habíamos estado tan conscientes del tema. Las enormes inversiones en infraestructura necesarias para albergar un evento de esta magnitud siempre serán motivo de debate. Las protestas en Brasil por ejemplo, nos han hecho reflexionar acerca de los efectos sociales y las consecuencias políticas y económicas, posiblemente porque nos encontramos en una sociedad glocal en la que somos ciudadanos del mundo con información disponible al instante, tan conectados y sintiendo cada vez más empatía por la causa del otro.

Igualmente nos importa más en qué se van los dineros públicos. En este caso la inversión que debe hacer un país ante este tipo de eventos, planteando el interrogante ético de si se deben realizar estas grandes inversiones justificadas en el turismo y la dinamización económica, o deben hacerse en educación, inversión social. Por otro lado es más probable que se dé el debate cuando este tipo de megaeventos se localizan en países en vía de desarrollo y con unos índices de inequidad alarmantes. Además estas inversiones por lo general implican grandes deudas: Sudáfrica por ejemplo, aún paga su deuda. A tan sólo un año después del evento los estadios ya eran fantasmas de concreto cerrados por falta de uso. Incluso pasó en Estados Unidos, país desarrollado pero que no tiene un público importante para este deporte, con estadios en completo abandonoLos estadios en Brasil han duplicado su presupuesto, sin contar las terribles pérdidas humanas que los estadios se han cobrado, y para rematar, muchos se han construido en ciudades pequeñas que no tienen el público suficiente para justificar un estadio de estas dimensiones y que se convertirá en elefante blanco. Y no olvidemos la problemática que sucede alrededor de los mismos, en donde la prostitución infantil, el narcotráfico, la violencia y la drogadicción son realidades latentes, a pesar de los esfuerzos del gobierno por implementar programas de capacitación (además de «limpiar» por la fuerza las denominadas favelas).

El evento representa alegrías para un público amante del deporte pero, ¿se justifica el sacrificio humano por el lucro de una organización?